sábado, 3 de enero de 2015

La verdad detrás de 5 mitos sobre alimentación

Tiempo de lectura aproximado: 7 minutos.

El siguiente artículo es una traducción de una entrevista realizada por la página web “Simply Shredded” a Alan Aragon.
http://www.simplyshredded.com/the-truth-behind-5-food-myths.html


Alan Aragón tiene más de 20 años de éxito en el campo del Fitness y es una de las figuras actuales más influyentes. Da conferencias en congresos nacionales e internacionales y realiza el diseño de programas de nutrición y entrenamiento para atletas profesionales. Además, es el asesor de nutrición de la revista Men's Health.

“Los mitos hacen mi trabajo mucho más duro. Ellos confunden a hombres y mujeres en su búsqueda para comer de forma saludable. Afortunadamente, están a punto de ser iluminados por la ciencia”



Mito # 1: "La ingesta elevada de proteínas es perjudicial para los riñones".
En 1983, un grupo de investigadores descubrió que comer más proteínas aumenta la "tasa de filtración glomerular," o TFG. TFG indica la cantidad de sangre que los riñones filtran por minuto. A partir de este hallazgo, muchos científicos creyeron que un TFG alto coloca a los riñones bajo mayor estrés.


Lo que la ciencia realmente muestra:
Hace casi dos décadas, investigadores holandeses hayaron que mientras que una comida rica en proteínas hace aumentar la TFG, no tiene efecto adverso alguno sobre la función renal. De hecho, no hay investigaciones publicadas que muestren que ingerir cantidades considerables de proteínas dañe a riñones sanos.


Mito # 2: "Las batatas son mejores que las papas"
Como la mayoría de la gente consume la versión altamente procesada de la papa, como por ejemplo papas fritas, el consumo de este tubérculo se ha relacionado con la obesidad y un mayor riesgo de diabetes.
Mientras tanto, se dice que la batata es rica en nutrientes y tiene menor índice glucémico.


Lo que la ciencia realmente muestra:
A pesar de que las papas y batatas tienen diferencias nutricionales, ninguno es necesariamente mejor que el otro. Por ejemplo, las patatas tienen más fibra y vitamina A, mientras que las papas son más altas en minerales esenciales, tales como hierro, magnesio, y potasio.
En cuanto al índice glucémico, las batatas son más bajas en esta escala pero las papas cocidas normalmente se comen con queso, crema o manteca. Y estos ingredientes, ricos en grasa, disminuyen el índice glicémico de la comida.


Mito # 3: "La carne roja causa cáncer."
En un estudio realizado en 1986, investigadores japoneses descubrieron cáncer en desarrollo en ratas que fueron alimentadas con compuestos que se generan a partir de la cocción excesiva de carne. Desde entonces, algunos estudios de grandes poblaciones han sugerido un posible vínculo entre la carne y el cáncer.


Lo que la ciencia realmente muestra:
Ningún estudio clínico ha encontrado una relación directa de causa-efecto entre el consumo de carne roja y el cáncer. En cuanto a los estudios observacionales, están lejos de ser concluyentes. Eso es porque se basan en amplias encuestas sobre los hábitos alimenticios de la gente, y eso es válido para encontrar tendencias, pero no causas.

El resultado final:
Los amantes de la carne que están preocupados por los supuestos riesgos deberían simplemente cortar las secciones más quemadas o cocidas de la carne antes de comer.


Mito # 4: "El jarabe de maíz alto en fructosa (JMAF) engorda más que el azúcar regular"
En un estudio de 1968, las ratas que fueron alimentadas con grandes cantidades de fructosa desarrollaron altos niveles de grasa en el torrente sanguíneo. Luego, en 2002, investigadores de la Universidad de California publicaron un artículo señalando que el aumento del consumo de fructosa fue en paralelo a la epidemia de la obesidad.


Lo que la ciencia realmente muestra:
Tanto el JMAF y la sacarosa (más conocido como azúcar de mesa) contienen cantidades similares de fructosa. Por ejemplo, los dos tipos de JMAF más comúnmente utilizados son JMAF-42 y JMAF-55, que son el 42 y el 55 por ciento de fructosa, respectivamente.

La sacarosa por su parte es casi idéntica químicamente hablando, ya que contiene 50 por ciento de fructosa. La verdad es que no hay evidencia para demostrar alguna diferencia entre estos dos tipos de azúcar. Ambos causan aumento de peso cuando se consumen en exceso.

El resultado final:
Tanto el JMAF como el azúcar regular aportan calorías vacías en forma de hidratos de carbono. Por esto deben ser consumidas en cantidades limitadas.
Cómo? Manteniendo al mínimo la ingesta de refrescos azucarados, jugos de frutas azucaradas y postres empaquetados


Mito # 5: "La sal causa presión arterial alta y se debe evitar."
En la década de 1940, un investigador de la Universidad de Duke llamado Walter Kempner se hizo famoso por la restricción de sal como tratamiento para personas con presión arterial alta. Más tarde, estudios confirmarían que la reducción de sal podría ayudar a reducir la hipertensión.


Lo que la ciencia realmente muestra:
Las revisiones científicas a gran escala han determinado que no hay razón para que las personas con presión arterial normal restrinjan su ingesta de sodio. Ahora, si ya se tiene presión arterial alta, se puede ser "sensible a la sal" y como resultado, la reducción de la cantidad de sal que se consume podría ser útil.

De cualquier forma, se sabe desde hace 20 años que las personas con presión arterial alta que no quieran bajar su consumo de sal simplemente pueden consumir más alimentos ricos en potasio.

¿Por qué?
Porque es el equilibrio de los dos minerales lo que realmente importa. De hecho, investigadores holandeses determinaron que una baja ingesta de potasio tiene el mismo impacto en la presión arterial que un alto consumo de sal. Y resulta que el hombre promedio consume  3.100 miligramos (mg) de potasio al día; 1.600 mg menos de lo recomendado.

El resultado final:
Debemos realizar una dieta rica en potasio, consumiendo una amplia variedad de frutas, verduras y legumbres. Por ejemplo, la espinaca, el brócoli, bananas, papas y la mayoría de los tipos de frijoles contienen cada uno más de 400 mg de potasio por porción.



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